Escapada en Córcega

La historia del viñedo de Córcega

Las principales características de un viñedo no se deben únicamente a su ubicación geográfica oa su clima. A menudo están estrechamente ligados a una historia. Y el caso de viñedo corso ¡no es una excepción!

El comienzo de la viticultura en Córcega se remonta a la Antigüedad, bajo el impulso de los griegos. Debido a su ubicación ideal en las rutas marítimas, pudo prosperar. Cuando Córcega se unió a las ciudades italianas, el viñedo de Córcega se replantó con variedades de uva italianas. Esto explica hoy la presencia de variedades emblemáticas de uva de Córcega con un sonido italiano.

Gracias a la llegada del ferrocarril a Sète, los vinos de Córcega pudieron transportarse más fácilmente a la capital parisina y la producción se duplicó. Pero hasta mediados del siglo XX, la viticultura siguió siendo una actividad menor en la isla.
Tras la guerra de Argelia y la llegada de cerca de 17 retornados, la viticultura se relanzó a escala industrial: el objetivo era superar a Marruecos y Argelia en el mercado mayorista. El vino se producía en cantidad, en la tierra llana al sur de Bastia. La calidad quedó fuera. Pero con la crisis de la década de 000, esta estrategia tuvo que ser abandonada. Miles de hectáreas fueron arrancadas, para replantar solo los mejores suelos de Córcega, ubicados entre montañas y costas.

Desde la década de 1990, los viticultores corsos abogan por un retorno a la calidad que quiere atraer mercados extranjeros gracias a la estructura de su vino. Se reducen los rendimientos, se eligen las variedades de uva en función de la adecuación del suelo y del clima y se obtienen excelentes vinos corsos con una relación calidad-precio relativamente interesante.
Pues la anécdota, decir que un vino tiene cuerpo, no viene de Córcega, sino del hecho de que el vino tendría cuerpo. Pero los vinos de Córcega pertenecen a la categoría de vinos con cuerpo: son tánicos y tienen una hermosa estructura.

Así que, ¡a vuestros paladares!